La companya Eva Mayor Isaac, metgessa de família del CAP Bordeta Magòria (Barcelona), ens envia aquest text adreçat a les institucions de salut, que exemplifica la bretxa creixent amb l’Atenció Primària.
“Lo nuestro se acabó y te arrepentirás”; así empezaba la canción de Luz Casal. Lo nuestro no ha sido un año de amor, diría más bien que está siendo un año de desamor con difícil reconciliación. Lo siento en las reuniones de equipo, en las redes sociales, en conversaciones con amigas. Se nota en el ambiente. Hay un cisma enorme entre las trabajadoras y vosotros, una incomprensión mutua absoluta, una desconfianza brutal, un quiero, pero ya no puedo. Como esas parejas en las que se ha roto algo profundo y aunque se intente de mil maneras no hay vuelta atrás. Y es que vosotros, políticos e instituciones, en concreto Salut, Catsalut e ICS, no habéis tratado bien a la atención primaria, ni a sus trabajadoras ni a sus pacientes, que son potencialmente toda la población, pero los que más nos necesitan son los más vulnerables.
Nuestra relación ya era complicada antes de la pandemia, aún así buscábamos el diálogo, luchábamos por una atención primaria digna, teníamos fuerza y esperanza. Vuestras respuestas siempre fueron políticamente correctas, poco concretas y resolutivas. Diría incluso que cobardes. Porque aunque sabéis de los beneficios demostrados de una atención primaria fuerte, directora de orquesta, puerta de entrada, eje vertebrador, base del sistema sanitario, blablabla….no habéis querido nunca plantarle cara al hospitalocentrismo, coger las riendas de la situación, aumentar el presupuesto a lo que recomienda la OMS, colocarla en lugar que le toca. Por la salud de la población. No lo hicisteis y no parece que tengáis la intención de hacerlo. Pero la relación durante la pandemia se ha roto, si no definitivamente, sí profundamente y diría que por un tiempo muy largo. Podréis pensar que esto es fruto de la sobrecarga inevitable de trabajo, del estrés, de la fatiga pandémica y seguro que también eso nos ha influido.
Pero es que habéis hecho fatal las cosas desde el día 0. Os recuerdo algunas de ellas:
- Marzo del 2020, empiezan a haber casos, anunciáis a bombo y platillo que es el 061 quién atenderá las dudas de la población. No la enfermera y médica de toda la vida, ¿pa qué? Se colapsa el 061, se retrasan diagnósticos, con todo lo que conllevó…Empezamos con los protocolos cambiantes por días e incluso horas. Los primeros nos indican que, solo si el paciente venía de determinadas zonas del mundo, nos teníamos que proteger de forma completa. Nosotras intuíamos que había transmisión comunitaria, vosotros teníais los datos, aún así estuvimos desprotegidas y muchas compañeras se contagiaron. ¿Y sabéis qué? Quizás aquí se produjo el gran cisma. No por el hecho de contagiarse, que también, sino por cómo tratasteis a los trabajadores que enfermaron. Días esperando la PCR, días esperando unas recomendaciones o incluso solo una llamada para ver qué tal estaban. Y entendimos el caos de las primeras semanas, lo inesperado del momento, la dificultad en el manejo de una situación desconocida, pero habéis tenido meses para poder abordar e intentar reparar de alguna manera el dolor producido y no lo habéis hecho.
- Seguimos con Ferrovial y el contrato millonario opaco. Sin palabras.
- Continuamos con los CAP cerrados, profesionales reubicadas en otros dispositivos, la lucha de las trabajadoras por mantener los CAP abiertos y por abrir los fines de semana.
- Y no nos olvidemos de la colaboración público-privada. Porque no hay desgracia de la que no se pueda sacar tajada, ¿verdad?
- Y añadimos algo de aparentemente fácil solución y que nos ha sobrecargado aún más: la burocracia. Bajas por ser caso, por ser contacto, por ser trabajador especialmente sensible. Con sus partes de baja, sus informes y todos sus complementos.
- Más tarde empezamos a hacer PCR, pero dentro de un programa que no era agua clara, el Orfeu, ¿os acordáis? Y los resultados tardaban días y días y venga a reprogramar llamadas.
- Y llegaron las vacunas, ¡qué alegría! Pero no llegan cuándo nos dicen ni las que nos dicen, programa-anula-reprograma, explica al paciente, echa más horas que un reloj en una tarea que poco de primarista tiene.
- Y luego vacunación en vacunódromos, nos enteramos por la prensa y pasamos unos días de máximo caos porque cuando algo de lo que inventáis no funciona la gente acude a nosotros.
- Y después de meses de pandemia y de sufrimiento, el ya nombrado conseller declara que a ver si nos organizamos mejor, que ya hay que empezar a visitar. Más ancho que largo. Y a todo esto le añadimos una comunicación nula a la población de por qué funcionamos como funcionamos, qué está pasando en los CAP y todo lo que estamos haciendo en ellos, con los mismos recursos de siempre. Y es que no habéis parado de hacer publicidad de vuestras bondades en vuestras redes, un marketing que nos ha dolido más que nunca.
- Y finalmente empieza la quinta ola en la que estamos instalados desde sant Joan. Días suplicando que la cosa se pone fea, pero sintiéndonos solos y abandonados como en toda la pandemia.
Y así hemos llegado a donde estamos. Y creo que es importante que lo sepáis porque al final nos tendremos que ir acercando por el bien de la población, por el de vosotros y nosotros. Porque trabajar sintiendo que quien te dirige no cree en ti y tú no le tienes ninguna confianza es una mierda. Y en esto tenéis un largo y duro camino, pero creo que os vale la pena recorrerlo. Empezad por validar lo que sentimos, quizás sea un inicio. Seguid por no meter más la pata. Cuidad a vuestras trabajadoras y a sus pacientes. Tomad decisiones que mejoren la salud de la población. ¿No son estas vuestras razones de ser?
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